viernes, 10 de junio de 2011

EL PADRE NUESTRO

Mateo 6:9-13

Introducción: El Padre Nuestro fue enseñado por Jesús a sus discípulos como un modelo de oración. Luego que él había terminado un período de oración, uno de sus discípulos impresionado le pidió que les enseñase a orar (Lucas 11:1). Veamos que les compartió Jesús para que esta se llame una oración modelo.

1. Confianza: “Padre Nuestro…” (v.9).

1.1. Era común en los hebreos dirigirse a Dios como “padre”.

1.2. Gracias al espíritu de adopción, todo creyente nacido de nuevo se puede acercar a Dios diciéndole “Padre”: “y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: Abba, Padre!” (Gálatas 4:6).

1.3. Uno de los temas que Cristo enfatizados por Cristo en el Sermón del Monte fue la paternidad de Dios: (Mateo 5:16, 45,48).

1.4. Cristo enseñó en el Padre Nuestro a mirar a Dios como un padre amoroso y no como a un ser indiferente.

2. Reverencia: “Que estás en los cielos” (v.9)

2.1. Leemos en Job: “No está Dios en la altura de los cielos?” (Job 22:12).

2.2. En los Salmos leemos: “Nuestro Dios está en los cielos” (Salmos 115:3). Esta es una forma de expresar la grandeza y santidad de Dios en contraste con la pequeñez e imperfección del hombre. También da a entender el control que Dios tiene del universo; por ello no hay problema que sus hijos tengan que El no pueda resolver.

3. Adoración: “Santificado sea tu nombre” (v.9).

3.1. Santificar es darle a Dios una adoración de corazón, es además reconocer la cualidad divina de su santidad. Es darle a Dios el lugar especial que merece como objeto de suprema y absoluta reverencia: “Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones” (1ª Pedro 3:15).

4. Petición: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (v.10).

4.1. “Venga tu reino”. Es una petición para que se establezca la voluntad de Dios en los corazones de los hombres. Es una petición también por un avivamiento espiritual que traiga en los corazones de los hombres un sincero arrepentimiento de pecado y una visitación poderosa del Espíritu Santo (Habacuc 3:2, Hechos 2:18). Solo así podremos entender y hacer la voluntad del Padre.

4.2. “Hágase tu voluntad”. Es la petición de estar sujeto a lo que Dios desea. Es la aceptación del hecho de que la voluntad divina es mejor que la voluntad humana. Cristo nos dio el ejemplo orando: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

5. Dependencia: “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy” (Mateo 6:11).

5.1. “El Pan”. Es el sustento material; aun en las cosas materiales dependemos de Dios.

5.2. “Nuestro”. Note que dice nuestro, no mío, el cristiano pertenece a una comunidad en la cual debe compartir con el necesitado lo que tiene. No debemos ser egoístas sino generosos.

5.3. “De cada día dánoslo hoy”. La dependencia de Dios debe ser diaria. Dios disciplinó a su pueblo en el desierto dándoles raciones de comida para cada día. Se debe hacer a un lado de nuestras vidas el afán, la codicia y la avaricia[1] (que es idolatría).

6. Confesión: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (v.12).

6.1. Los pecados son deudas ante Dios que no podemos pagar y que solamente pueden ser perdonados (Mateo 18:27).

6.2. El publicano oró a Dios: “Se propicio a mí pecador” (Lucas 18:13).

6.3. También debemos perdonar a los demás las ofensas recibidas, para que podamos ser perdonados (Marcos 11:25-26).

6.4. Esta debe ser una petición diaria porque diariamente necesitamos ser purificados y limpiados (1ª Juan 1:8-9).

7. Protección: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (v.13).

7.1. Pedirle a Dios que no permita que caigamos en tentación (Santiago 1:13). A no ser inducidos o arrastrados, por nuestra voluntad propia, a la tentación.

7.2. “Líbranos del mal”. Podemos traducir “líbranos del malo”, o sea del diablo o Satanás. Es una petición de ser protegido no tanto del mal sino del diablo mismo y sus agentes (Efesios 6:12).

Conclusión: El Padre Nuestro no es una oración para repetirla vez tras vez, sino que es una perfecta guía para nuestras oraciones diarias, y un modelo en el contenido de las mismas. Cristo siendo el Hijo de Dios oraba todos los días regularmente.

¿Por qué la comunión con el Espíritu Santo?

2ª. Corintios 13:14

Introducción:

La regeneración o nuevo nacimiento es lo primero, luego para el creyente es la promesa del Padre o derramamiento del Espíritu según lo que dice Joel 2:28. Todos los que en Hechos recibieron la promesa del Padre hablaron en otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen y además se manifestó el don de profecía. Hablar en lenguas no es en sí mismo la plenitud del Espíritu, pero como lo confirman las Escrituras, las lenguas son la señal externa sin excepción, entre otras, siempre presente de que una persona ha sido bautizada en el Espíritu Santo y ha recibido poder para testificar de Cristo.


1. Da órdenes e instrucciones. Porque al igual que los apóstoles de la iglesia primitiva debemos trabajar bajo sus órdenes y en colaboración con él. En los Hechos leemos que aunque a Pablo Dios lo uso tremendamente también se apresuro a actuar por su celo en predicar:

“Y atravesando (pablo y Silas) Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se los permitió” (Hechos 16:6,7).

Esto nos enseña que:

a) Siempre debemos buscar la dirección del Espíritu Santo.

b) Y a tener un espíritu dócil y quebrantado que él pueda guiar.

2. Nos trae santidad y nos ayuda en nuestras debilidades:

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).

a) Cuando nos hallábamos en pecado no teníamos poder para hacer lo que es justo. Después de haber nacido de nuevo también carecemos de poder en nosotros mismos para alcanzar la justicia y la santidad. “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (Romanos 7:21-25).

b) ¿Quién me librará? La Escritura nos dice que la victoria es de los que no luchan en base a sus esfuerzos personales; “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2).

c) Por medio del Espíritu Santo, Dios llega a nuestro interior, y por su gracia nos libera de la ley del pecado y de la muerte, y nos capacita para guarda Su palabra. “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).

d) No solo debemos reconocer al Espíritu Santo y creer en él, sino darle la bienvenida a nuestra vida, y permitir que Cristo nos llene de él para vivir una vida victoriosa.

3. Enseña a los creyentes:

a) Antes de partir Jesús, prometió que el Espíritu Santo vendría para enseñarnos toda la verdad, y para capacitar a los creyentes para comprenderla y soportarla, “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:12-14). Esta promesa se cumplió después de Pentecostés.

b) Con nuestras propias energías y esfuerzos sin la ayuda del Espíritu Santo solamente leeremos palabras que no comprenderemos y andaremos desorientados y estériles.

4. Guía a los creyentes:

a) El gran problema de los creyentes es respecto al liderazgo. ¿Es el Espíritu Santo su líder, o tienen que guiarse ellos mismos?

b) La mayoría de los cristianos ya han hecho sus propios planes, tomado sus decisiones y le piden ahora al Espíritu Santo que bendiga su proyecto.

c) Le debemos permitir al Espíritu Santo que obre a través de nosotros lo que le plaza a Dios. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son los hijos de Dios” (Romanos 8:14).


5. Nos confirma que somos hijos de Dios:


a) Sólo nacemos como hijos de Dios cuando nacemos de nuevo por el poder de su Espíritu Santo. “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas” (Santiago 1:18).


b) La Escritura da testimonio de la paternidad de Dios hacia nosotros. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su hijo, el cual clama ¡Abba, padre!” (Gálatas 4:6).


6. Nos capacita para administrar los diferentes dones y discernir[1]:

a) Al tener una vida de comunión ahora podemos administrar apropiadamente los diferentes dones que están prometidos para los creyentes. Lo que realmente importa es el fruto del Espíritu

b) La comunión estará marcada por una vida de oración, de estudio de las Escrituras y obediencia a la voluntad de Dios por medio de la dirección del Espíritu Santo. Si esto no se da solamente habrá presunción y orgullo carnal. Se pueden administrar dones en la carne y esto trae confusión.

c) Aunque alguien haya tenido una experiencia o inspiración fantásticamente maravillosa, si el fruto que produce no está de acuerdo con la Palabra de Dios ni con el fruto del Espíritu Santo, nunca podrá ser un fruto nacido del Espíritu de Dios.

d) Debemos ir madurando en Dios para discernir apropiadamente. “Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:14).

e) Siempre debemos mirar al fruto, o a la verdadera naturaleza de una obra. El diablo, aunque se nos presente disfrazado de oveja, no puede esconder ni falsificar su carácter, él es:

i. Malo, quiere robar el amor, el gozo, la paz de las personas.

ii. Inmundo, es sucio, quiere que tengamos malos pensamientos cuando leemos la Biblia, lanza acusaciones falsas incontrolables, y levanta arrogantes pensamientos en las personas.

AVIVAMIENTO

1. QUE ES AVIVAMIENTO

El avivamiento no es más sino la vida en abundancia que un cristiano expresa desde su interior por medio del Espíritu Santo, dando así cumplimiento a la palabra de nuestro Señor Jesús que dijo: El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotaran ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en el, pues aun no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aun glorificado. (San Juan 7:38,39)


2. COMO SE INICIA UN AVIVAMIENTO

El avivamiento se inicia por medio del derramamiento del Espíritu Santo, sin ese paso puede que exista conocimiento bíblico, conocimiento profundo de las Escrituras, pero no hay avivamiento. Cuando Jesús vino había mucho más que conocimiento de las Escrituras; había ritos, ceremonias, tradiciones, etc. pero no existía avivamiento. No confunda usted el conocimiento de las Escrituras con avivamiento. El avivamiento solo lo produce el Espíritu Santo. Por supuesto que es importante el conocimiento, sin embargo nunca sustituirá al Espíritu Santo en nuestra vida. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran. (Hechos 2:4)


3. PARA QUIENES ES EL AVIVAMIENTO

Es una promesa para los que buscan de Dios por medio de la oración, y sin duda que allí entra también periodos de ayuno, el apartarse para recibir de Dios instrucciones, siendo necesario que el vaso sea quebrantado para apartarlo de pensamientos humanistas, mundanos y ser enteramente consagrado al servicio de Dios. Nunca habrá un avivamiento sin oración, búsqueda y santidad. Dios busca vidas que se aparten para él, así podrá el revelarle sus planes. Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra. (Hechos 6:4)


4. REUNIONES DE AVIVAMIENTO

Jamás se producirá un avivamiento por la fuerza humana. Lo que vemos hoy día es un poder de la publicidad, propaganda por medio de radio, prensa, televisión, etc. Llamando a las gentes a una reunión de avivamiento. Se ha vuelto común el uso de la tecnología para estos llamados de parte de los cinco ministerios y cantantes; sin embargo Jesús nunca hizo uso de esos medios propagandísticos y tampoco los apóstoles, sino que fueran las señales, maravillas, sanidades, liberaciones de opresiones satánicas que hicieron que las gentes buscaran la reunión de avivamiento. Toda la ciudad se agolpo a la puerta y sano a muchos que padecían de diversas enfermedades, y echo fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque lo conocían (San Marcos 1:34).