miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA ENSEÑANZA BIBLICA EN LOS PRINCIPIANTES

¿Por qué tengo que perder el tiempo con alguien que es un rebelde? Esa era la pregunta hecha al pastor, por una maestra llena de indignación que ya había "perdido la paciencia" con una de sus discípulas.

Caty era la discípula. Cada vez que se enojaba, decía: "Soy una mujer grande y no necesito una niñera!!!".

Todos se reían de la forma como Caty se expresaba. Pero en realidad, no era fácil tratar con ella. Algunos líderes en su iglesia la consideraban "un problema". Ella pensaba que a sus 30 años de edad, no necesitaba muchas instrucciones en cuanto a su forma de ser. Era una persona dura de corazón, fría de sentimientos, egoísta, llena de estudios, idealista, exigente, creía mucho en sí misma, no le gustaba que le dijeran como hacer las cosas, mucho menos que le "llamaran la atención". En fin, su carácter era un infierno.

Pero el cristianismo verdadero conlleva muchos cambios en todas las áreas de nuestra existencia, y a todos los que quieren seguir a Cristo, él mismo les dice:

SAN LUCAS 9:23
"Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo,
tome su cruz cada día, y sígame."

Caty se sentía molesta porque, como todos al principio, era incrédula, impaciente, quejosa y rebelde. Sin embargo, aunque no le gustaba, había captado muy bien la idea: en la iglesia, ella era una "bebé" y necesitaba los cuidados de una persona crecida espiritualmente, una "niñera".

Le habían asignado un grupo de estudio y una hermana de su edad pero avanzada en años dentro del ministerio que era su líder y maestra. Esta hermana tenía la responsabilidad no solo de atender al grupo de estudio, sino también de acompañarlos, orientarlos y disciplinarlos en todo. (Cuando se toma el ministerio en serio, ser maestro no es tarea fácil).

La enseñanza bíblica inicial es cuestión de VIDA O MUERTE para quien empieza. Se le compara a la leche materna que necesita el bebé para crecer y desarrollarse bien.

Si privamos un bebé de la leche materna, entonces podrán suceder dos cosas terribles:
- el bebe muere.
- el bebe crece con deficiencias graves en su cuerpo (físico) y mente (inteligencia).

Obviamente, un bebé será atendido por médicos y se le suministrará los complementos que necesita para suplir todas sus necesidades. El bebé se salvará. Pero eso es medicina.

Qué sucede en el caso de un bebé espiritual (nuevo creyente) si le privamos de su alimento básico natural, La Biblia? Lo mismo:
- el creyente muere en la fe.
- el creyente crece con deficiencias graves en su cuerpo (espiritual) y su mente (alma).

GÁLATAS 5:16-17
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”

Después de tres años de lágrimas, discusiones, penitencias, arrepentimientos y una severa disciplina, Caty aprendió a sujetar su carne, morir a la vieja naturaleza, crucificar sus pasiones y deseos, alejarse de toda tentación, refrenar su lengua, y todo lo que tiene que ver con: aplicar uno por uno los frutos del Espíritu Santo en su día a día.

Gracias a Dios por esta "niñera" quien comprendió, ayudó y aun soportó a Caty en todas sus dificultades, rebeldías y caídas. Fue una gran experiencia en su carrera como maestra y sierva de Dios. Se convirtieron en "la mejor amiga" una de la otra. Hoy comparten el ministerio con mucho amor, devoción y fidelidad a Dios y a sus pastores.

GÁLATAS
5:19 Y manifiestas son las obras de la
carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia,

5:20 idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías,

5:21 envidias, homicidios, borracheras,
orgías, y cosas semejantes a estas;
acerca de las cuales os amonesto,
como ya os lo he dicho antes,
que los que practican tales cosas
no heredarán el reino de Dios.

5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe,

5:23 mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.

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